Una mujer observa la fotografía en una biblioteca dedicada a las víctimas del atentado suicida del 30 de septiembre de 2022, en Kabul (Afganistán), el 12 de noviembre de 2022.

Los talibanes prohíben los libros escritos por mujeres en las universidades en Afganistán

A finales de agosto, el régimen talibán en Afganistán implementó una nueva medida que profundiza las restricciones sobre la vida académica y cultural del país: la prohibición de libros escritos por mujeres en las universidades, así como la eliminación de asignaturas vinculadas a derechos humanos, acoso sexual y estudios de género. En total, 680 títulos fueron clasificados como “preocupantes”, ya que se consideran “en conflicto con los principios de la sharía y la política del sistema”, de los cuales 140 fueron escritos por mujeres, y 310 corresponden a autores iraníes o publicaciones editadas en Irán.

La medida no sólo invisibiliza la producción intelectual femenina, sino que también bloquea uno de los pocos puentes que vinculaban a la academia afgana con el debate global. De hecho, especialistas han advertido que los textos de origen iraní eran una vía crucial de conexión académica con el exterior, por lo que su eliminación genera un vacío que será difícil de llenar. Profesores universitarios han expresado preocupación sobre la capacidad de mantener estándares internacionales en la educación superior bajo estas condiciones.

Fuente: BBC

Este retroceso se suma a un contexto más amplio de restricciones impuestas por los talibanes desde su retorno al poder en el año 2021. Las mujeres y niñas son las más afectadas: su acceso a la educación está prohibido más allá del sexto grado, y en 2024 se cerró incluso la formación en obstetricia, uno de los últimos espacios de capacitación disponible para ellas. La supresión de los escritos de autoras como Zakia Adeli, exviceministra de Justicia, confirma lo que muchas analistas definen como una política sistemática de borrado de las voces femeninas en la esfera pública y académica.

Al mismo tiempo, la censura refleja tensiones geopolíticas en la región. La exclusión de obras iraníes responde, según fuentes internas, a un intento de evitar la “infiltración” cultural de un país con el que Afganistán mantiene disputas por temas como el agua o la migración. Desde enero de 2025, Teherán ha forzado el retorno de más de 1.5 millones de afganos, lo que ha incrementado el deterioro de la relación bilateral.

En este escenario, las universidades afganas enfrentan un doble desafío: la supresión del pensamiento crítico y el aislamiento internacional. La pregunta central es cómo sostener un sistema académico que, por decisión política, se priva de las contribuciones de las mujeres y de los vínculos con la producción intelectual de la región. Lo que emerge es un vacío no solo en la educación, sino también en las posibilidades de reconstruir un tejido social más inclusivo y conectado con el mundo.

Referencias: