En el frente de Zaporiyia, a escasos kilómetros de la línea de combate, un grupo de soldados ucranios celebró la Navidad en un contexto marcado por el frío extremo, la vigilancia constante de drones y la incertidumbre sobre el futuro de la guerra. La misa oficiada en una capilla móvil improvisada refleja cómo los rituales religiosos y comunitarios funcionan como espacios de contención emocional en una zona definida militarmente como “zona de muerte”, donde cualquier concentración humana implica riesgo. La celebración, íntima y discreta, simboliza la necesidad de preservar cierta normalidad en medio de un entorno dominado por la violencia y la precariedad.
La figura del sacerdote castrense Andrii Alekséiev ilustra el papel híbrido que cumplen los actores religiosos en el conflicto: no solo brindan apoyo espiritual, sino también acompañamiento psicológico tanto a los combatientes como a sus familias. En un ejército mayoritariamente ortodoxo, la convivencia entre confesiones y la cooperación entre capellanes subrayan una unidad funcional que contrasta con la fragmentación social que muchos militares perciben fuera del frente. Este acompañamiento se vuelve especialmente relevante en las unidades de infantería, donde el desgaste emocional es mayor.
Los testimonios de las y los soldados revelan una mezcla de compromiso, cansancio y escepticismo. Para algunos, como Victoria, la guerra sigue siendo el único camino imaginable hacia la paz, aunque reconocen que cada vez menos personas están dispuestas a combatir. En los encuentros informales alrededor de la comida navideña emergen preocupaciones más amplias: el aumento del costo de vida, la evolución tecnológica del conflicto (especialmente el uso de drones) y la sensación de que el apoyo internacional llegó tarde, debilitando las posibilidades de éxito militar tras la fallida contraofensiva de 2023.
El tono general es de pesimismo respecto a una paz negociada en términos favorables para Ucrania. Varios soldados dudan de que el país tenga los recursos humanos y materiales necesarios para continuar la guerra en igualdad de condiciones, lo que abre la posibilidad de un desenlace impuesto por Rusia. La jornada concluye con nuevos bombardeos sobre Zaporiyia, recordando que incluso en fechas simbólicas como la Navidad, la violencia sigue marcando el ritmo de la vida cotidiana y profundizando la sensación de desgaste y desilusión en el frente.
Referencia:
Segura, C. (2025d, December 26). Navidad en el límite de la ‘zona de muerte’ de Ucrania. El País. https://elpais.com/internacional/2025-12-26/navidad-en-el-limite-de-la-zona-de-muerte-de-ucrania.html