En Marruecos, el descontento social ha estallado con fuerza. Lo que comenzó como pequeñas protestas juveniles convocadas por redes sociales bajo el sello GenZ 212 (en alusión a la Generación Z y al prefijo telefónico del país) se ha transformado en un movimiento masivo que mezcla frustración, rabia y demandas urgentes de cambio. Jóvenes de clase media, hinchas de fútbol y marginados de barrios periféricos se han unido en las calles para exigir mejor sanidad, educación, empleo y un freno a la corrupción.
La chispa se encendió en Agadir, donde la muerte de tres manifestantes en disturbios contra la policía desató la indignación. Desde entonces, las marchas se han extendido por todo el país: de Tánger a Tetuán, pasando por Rabat. El Gobierno reconoce ya más de 350 heridos y graves daños materiales, mientras que en las pancartas resuenan mensajes que combinan apoyo al rey Mohamed VI con la exigencia clara de dimisión del primer ministro Aziz Ajanuch.

El contraste resulta abrumador: mientras los jóvenes claman porque no tienen para comer ni oportunidades de futuro (un 55% de los menores de 30 años piensa en emigrar), Marruecos prepara inversiones millonarias para el Mundial de Fútbol de 2030 que organizará junto a España y Portugal. La desigualdad entre un país en crecimiento económico y la precariedad diaria de millones de ciudadanos ha convertido las protestas en un espejo incómodo del presente marroquí.
El primer ministro ha prometido diálogo y reformas, pero la pregunta queda en el aire: ¿será suficiente para contener un malestar que, como advertían activistas hace años, ya se había convertido en un vaso a punto de rebosar?

Referencia:
Sanz, J. C. (2025, October 3). Un tsunami de ira desborda a la sociedad de Marruecos. El País. https://elpais.com/internacional/2025-10-03/un-tsunami-de-ira-desborda-a-la-sociedad-de-marruecos.html